Si, al decir de Borges, «somos nuestra memoria», la Universidad de Salamanca está llena de recuerdos cristalizados en obras como la Bóveda Astrológica de su Antigua Biblioteca, que son las que permanecen y dan consistencia a su historia.

La Universidad, con la finalidad de difundir su patrimonio y profundizar en su conocimiento, y para celebrar la efeméride “2022 Año del Cielo de Salamanca”, ha querido realizar esta exposición sobre el conocido popularmente como El Cielo de Salamanca, término acuñado en 1951 por Rafael Láinez Alcalá, catedrático de Historia del Arte de esta Universidad.

Una exposición que aspira a cumplir con el objetivo de evocar e ilustrar un brillante pasado en un momento en el que surge una sorprendente obra pictórica, en la década de 1480, llamada a convertirse en el simbólico gozne que facilita el cierre de un periodo y la apertura de otro.

En la bóveda de la biblioteca universitaria asistimos a un deseo de innovación, a un proceso fascinante y a una especie de desafío de la pintura. Todo ello propiciado por la idea de que el arte no solo podía servir para representar temas sagrados en forma sugestiva, sino para reflejar también un relato astronómico.

La bóveda astrológica de la biblioteca sitúa a los mentores de su programa iconográfico y al autor que lo materializó dentro de un contexto humanístico que se explica por el protagonismo ejercido por la Universidad de Salamanca en el reinado de Isabel la Católica.

Salamanca se convierte así en escenario de un gran avance del arte español del siglo XV, y que, a su vez, reflejaba una visión del cosmos en la que se concitaban, en perfecta armonía los saberes provenientes de las culturas científica y humanística. Sería mucho después, sobre todo en el siglo XX, cuando se produciría una profunda división entre esas dos culturas, aunque también hay que significar el papel de prestigiosas personalidades como Ilya Prigogine, premio Nobel de Química en 1977, que han tratado de construir puentes para pensar de manera diferente, por considerar que, si dividimos los saberes, a un lado el científico y al otro lado las ciencias humanas, no tenderemos ni una ciencia humana ni una humanidad que crezca a través de los descubrimientos de la ciencia.

La exposición se ha concebido para el recreo de la vista del visitante al contemplar este magnífico conjunto pictórico ofreciéndole, además, la posibilidad de fijar su atención en cada una de las figuras que lo componen. El impacto visual de estas imágenes ya fue resaltado, a finales del siglo XV, por el profesor del Estudio salmantino Lucio Marineo Sículo, al considerar que eran valoradas »con el mayor gusto que pueda caber por parte de los que las miran». Y esto es ahora lo que también se pretende: que el visitante pueda sentir al finalizar su recorrido cómo, evocando la expresión de nuestro romancero, »el Cielo en la tierra cabe».

Exposición comisariada por:
José María Martínez Frías y Carlos Tejero Prieto