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Nebrija

Paseo urbano en Salamanca

Emprendemos un recorrido por Salamanca tras los pasos de Nebrija o (dicho en latín, para seguir también sus pasos lingüísticos) un Itinerarium Nebrissense. Del puente romano a la plaza Mayor, del siglo I al XXI. Nos detendremos especialmente en el Renacimiento, pasaremos por el entorno cotidiano de Nebrija (su casa, la universidad) y mostraremos lo que él vio y las huellas que su persona y su obra han dejado en la ciudad a lo largo de quinientos años.

Textos: Juan Antonio González Iglesias y José Antonio Sánchez Paso

Imágenes: Santiago Santos / Universidad de Salamanca

EL PUENTE ROMANO Y LA VÍA DE LA PLATA

/ PONS ROMANVS ET VIA ARGENTEA

Entramos a Salamanca por el puente romano, del siglo I, el mismo por el que entró Nebrija, consciente de que pisaba una antigua calzada romana para cruzar el Tormes. De hecho, él es el primero que nos da en latín el nombre moderno de este camino: via nobilissima… argentea. «Una vía famosísima, llamada popularmente de la Plata… Se extiende desde Mérida… hasta Salamanca, donde empieza a desdibujarse, en el final del puente». Representaba este puente una conexión física con su mundo: con el objeto de sus estudios y con su Bética natal, en cuyas inscripciones aprendió las letras latinas. También será el mejor símbolo de su labor en la Universidad: modernizar la enseñanza del latín, retornando a la perfección clásica. El puente, además, conservaba entonces su romanidad íntegra, antes de que se reparase su mitad sur. Vería Nebrija, como vemos nosotros, el verraco prerromano, que unas décadas después entrará en la literatura universal como el toro del Lazarillo.

[Puente romano / Paseo San Gregorio]

ESTATUA DE NEBRIJA

/STATVA NEBRISSENSIS

Con su primera obra, las Introductiones latinae (1481), Nebrija revolucionó la enseñanza de la gramática en Europa. Cinco siglos después, algunas instituciones (la Universidad entre ellas) encargaron una estatua del humanista a Pablo Serrano, que ya había realizado otra de Unamuno. En 1983 el escultor inauguró en Salamanca su Nebrija, que entonces estaba en una rotonda del centro, cercado por el tráfico. De la estatua manaba una fuente, símbolo del saber. A Pablo Serrano le gustó aquel emplazamiento. Vanguardista comprometido con el realismo, quería que el arte ocupase los espacios ciudadanos. Como la gramática que celebra, la escultura es radicalmente moderna. Reminiscencias cubistas perfilan el retrato de un clásico: sentado (por la cátedra), con el bonete de sus primeras efigies, rodeado de libros, este Nebrija en bronce contemporáneo es todo inteligencia. Ahora está cerca de la universidad y de su casa. Quien compare esta estatua con la de Unamuno (en la calle Bordadores) intuirá algunos paralelismos vitales.

[Calle Balmes / Facultad de Ciencias]

EL COLEGIO TRILINGÜE

/ COLLEGIVM TRILINGVE

El Colegio Trilingüe de la Universidad, fundado a mediados del siglo XVI, recogió el interés de las décadas anteriores por reformar los estudios gramaticales y por crear una Cátedra Trilingüe. Finalmente este «colegio de lenguas», destinado a enseñar comparativamente latín, griego y hebreo, se inspiró en el Trilingüe de Alcalá, que a su vez seguía modelos de París, Bolonia y Lovaina. Sus residentes —becados o de pago— debían hablar latín. En el XVI contó entre sus catedráticos con el Brocense, quien renovó la gramática tras los pasos de Nebrija. En el XVII admitió a estudiantes de medicina, siempre que también estudiasen alguna de las lenguas. En el XVIII otro de sus profesores, González de Dios, actualizó la sintaxis de Nebrija. Fue cerrado en 1818. Podemos pasear por su claustro, conservado parcialmente en el interior del edificio contemporáneo. Ahora se enseñan en él ciencias físicas, lo que explica que en su centro oscile un péndulo de Foucault.

[Plaza de la Merced / Facultad de Físicas]

LA LATINA

/ LATINA PVELLA DOCTA

La calle y casa de la Latina recuerdan a Beatriz Galindo, salmantina del tiempo de Nebrija, una generación más joven que él, a la que un historiador llamó «muy grande gramática». Típico del Humanismo es el fenómeno de las mujeres jóvenes que accedieron al latín y al griego y, por tanto, a la cultura que estaba abriendo un tiempo nuevo. Estas puellae doctae, «muchachas cultas», no son doctoras, pero son doctas. No son profesoras oficiales, pero algunas enseñaron, contra las limitaciones de la época. Al servicio de Isabel la Católica y sus hijas, Beatriz Galindo hablaba y escribía latín y les leía textos latinos. Sin embargo, fue más que una «lectora» (en la enseñanza actual de idiomas), porque dominaba una lengua adquirida mediante el estudio. Aunque no estuviese reglada, esta docencia en el ámbito de la familia real tiene indudable trascendencia pública. El sobrenombre de esta mujer y de las que también lo merecieron acredita su prestigio cultural en el Renacimiento.

[Calle Tavira]

AQUÍ ESTUVO LA CASA DE NEBRIJA

/ HIC FVIT DOMVS

Vítor procede del latín VICTOR («vencedor, victorioso»), escrito arriba en anagrama. Aunque normalmente festeja el doctorado, este señala el lugar donde estuvo la casa de Nebrija, ocupado ahora por modernas instalaciones del rectorado. Si leemos atentamente la inscripción, vemos que no dice «Esta fue la casa» (Haec) sino «Aquí estuvo la casa» (Hic fuit domus) de Elio Antonio de Nebrija, llamado ya en su época eximio debellatori barbariae, «insigne combatiente contra la incultura». O más exactamente, contra los usos incorrectos de la lengua, latina o castellana. El paralelismo con Unamuno que hemos apuntado en la estatua puede seguirse si miramos a la Casa-Museo Unamuno (Casa Rectoral), justo enfrente, con otro vítor más fácil de leer. El de Nebrija fue redactado en 1981 (quinto centenario de las Introductiones) por Carmen Codoñer, la primera mujer que obtuvo una cátedra de Filología Latina en España, sucesora de Nebrija en la de Salamanca, estudiosa del humanista.

[Calle Libreros / Calle Calderón de la Barca]

AQUÍ ENSEÑÓ GRAMÁTICA

/ HIC GRAMMATICAM DOCVIT

En 2022, V Centenario de la muerte de Nebrija, se inauguró este vítor. Aelius Antonius Nebrissensis es el nombre que él mismo se puso, siguiendo la fórmula de los tres nombres latinos. Eligió el sobrenombre Elio, Aelius, por el emperador y poeta Elio Adriano, paisano suyo de la Bética. Mantuvo su nombre de pila, tan romano: Antonius. Y añadió Nebrissensis, por su lugar natal Lebrija (Nebrissa). Hic («Aquí») ha de entenderse en sentido amplio, «en esta universidad»; grammaticam docuit («enseñó gramática») procede literalmente (de acuerdo con Nebrija) de un autor antiguo: el historiador Suetonio, que, además de las Vidas de los doce césares, escribió las de los mejores gramáticos y fue protegido de Adriano. Hay aspectos del diseño pictórico que merecen ser apreciados: el dígrafo Æ (ÆLIVS) para el diptongo AE. El número 2022, que en caracteres romanos resulta más armonioso y duplicado: MMXXII. Su secuencia mm reitera bellamente la de GRAMMATICAM.

[Claustro de las Escuelas Mayores]

EL CIELO DE SALAMANCA

/ CÆLVM SALMANTICÆ

Una parte de la formación que recibió el bachiller Nebrija tenía que ver con la astrología, la cosmografía, las matemáticas o la geometría; uno de sus maestros fue Nicolás Polonio, el primero en ocupar la cátedra de Astrología de la Universidad de Salamanca (1467). Fue una materia de gran atractivo intelectual entre los miembros del Estudio y de la ciudad en las últimas décadas del siglo XV, un ambiente del que participaba Nebrija: Abraham Zacuto, Pedro de Osma, Diego de Torres, Diego Ortiz de Calzadilla… incluso Juan de Salaya, que sustituyó a Polonio en la cátedra de Astrología, estaba emparentado con Nebrija. Años después, nuestro gramático publicó una introducción a la cosmografía: In cosmographiae libros introductorium (¿1498?, ¿1503?), traducción de la Geografía de Ptolomeo. Ese clima de fervor coincidió con la construcción de la biblioteca (iniciada en 1474), lo que llevó a encargar la pintura de su bóveda con un programa alegórico que hoy conocemos como El cielo de Salamanca, de cuya autoría intelectual solo hay conjeturas pero no lejana al Nebrisense y que pintó Fernando Gallego hacia 1483-1486. La disposición de los astros representa una noche de agosto de 1475, cuando estaba en construcción. Las permanentes obras en las Escuelas Mayores hicieron que esta obra —ya deteriorada para entonces— fuera tapada en 1763, pero en 1952 se recuperó, aunque solo una tercera parte, y se trasladó a donde hoy brilla: las Escuelas Menores.

[Escuelas Menores]

LA FACHADA Y LAS HUELLAS DE NEBRIJA

/ STVDII ÆDIVM FRONS ET VESTIGIA NEBRISSENSIA

Parece muy probable que el programa iconográfico de la fachada empezara a concebirse cuando Nebrija todavía estaba en Salamanca y, desde luego, contó con la intervención de sus colaboradores, que siguieron su criterio. Propio del Humanismo italianizante es el proyecto de este gran emblema artístico-literario. Nebrisense es el uso de las lenguas clásicas en el medallón de los reyes: el latín para sus nombres (Ferdinandus, Elisabetha) y el griego en la inscripción que lo rodea. De acuerdo con las ideas de Nebrija, se usa una palabra de la Antigüedad, ENKYKLOPAIDEIA (nuestra «enciclopedia») para la moderna universidad, protegida por la Corona y menos influida por el papado. Dentro del medallón, la obra inequívocamente atribuible a Nebrija es el yugo, empresa personal del rey Fernando que lo identifica con Alejandro Magno (de hecho se da a los reyes, BASILEIS, el mismo título de Alejandro). Hay además quienes piensan que el propio Nebrija está representado en la fachada.

[Patio de Escuelas]

PIE ROMANO

/ PES ROMANVS

Auténtico hombre del Renacimiento, Nebrija se adentró en campos muy diversos del saber. Números, pesos y medidas le interesaron especialmente. En 1510 su lección pública de fin de curso (repetitio, «repetición», porque repetía una clase) recogió una investigación basada en dos sorprendentes trabajos de campo. Tirando cien veces una cuerda («que ni se tensaba ni se aflojaba») midió la distancia entre dos miliarios de la Vía de la Plata. La dividió por 5.000 (los pies que indican los textos) y obtuvo la medida real del pie romano. Lo confirmó en Mérida, haciendo lo mismo con la longitud del estadio. Dispuso que se exhibiera esa medida «a la entrada de la biblioteca que se está construyendo con gran magnificencia en nuestro Estudio salmantino». Buscaba la utilidad pública, como hizo Roma con el pie expuesto en el Capitolio. Dado que la biblioteca está ahora en otro lugar, la medida se volvió a poner en 1981.

[Escuelas Mayores (edificio histórico de la Universidad)]

BIBLIOTECA ANTIGUA

/ BIBLIOTHECA VETVS

La majestuosa y prestigiosa Biblioteca Antigua / Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca era muy poca cosa en los días de Nebrija: tan solo contaba con doscientos volúmenes y se abría a los estudiantes dos horas por la mañana y hora y media por la tarde, excepto los domingos. Apenas hacía unos años que se había creado. Y no estaba donde hoy luce su esplendor, sino en la parte superior de la actual capilla universitaria. Cuando en 1475 consiguió su primer contrato para dar dos lecciones diarias, de poesía y oratoria, en el acuerdo con el Estudio «obligose el dicho Lebrija de traer aquí todos sus libros…», lo que dice mucho de la situación: el gramático había tenido oportunidad en sus años en Bolonia de conocer y comprar valiosos y novedosos títulos de las materias de su interés, que la Universidad le pidió. Y lo seguiría haciendo después, porque el maestro estaba al tanto de lo que se iba publicando en Italia, tanto como aficionado era a recorrer las librerías e imprentas salmantinas y gastar dineros en ellas. Hoy esa biblioteca conserva una rica muestra de obras de Nebrija: gramática, diccionarios, comentarios, lecciones, manuscritos… También algunas de las cartelas de su estantería barroca muestran la influencia del humanista: Grammatici et lexicographi, Humaniores litterae, Polygraphi… Gramáticos y lexicógrafos, Humanidades clásicas, Polígrafos…

[Escuelas Mayores (edificio histórico de la Universidad)]

CALLE LIBREROS (RÚA NUEVA)

/ VIA LIBRARIA (VIA NOVA)

Por el puente romano entraba en la ciudad la Vía de la Plata, en cuyo trayecto atravesaba la calle de los Libreros, allí donde se asentaron las primeras imprentas y librerías en las dos últimas décadas del siglo XV, en cuya implantación tanto tuvo que ver Nebrija. Nunca tuvo imprenta propia (sí, luego, sus hijos Sancho y Sebastián), pero de aquellas prensas salieron sus primeros libros, de tanto éxito. Era la calle en la que estaban las Escuelas Mayores y donde se movían los universitarios, a cuya vera se abrieron talleres y se instalaron libreros y copistas que vendían los libros y las pecias que debían estudiar, como la que precisamente tiene en su mano izquierda fray Luis de León en la popular estatua. En esta calle daba Nebrija sus clases, echaba horas entre impresores y tenía incluso la vivienda para su numerosa familia. Andando el tiempo, al otro extremo de la calle nacería Diego de Torres Villarroel, «entre las cortaduras del papel y los rollos del pergamino en una casa breve del barrio de los libreros de la ciudad de Salamanca», donde su padre Pedro de Torres puso librería «de las más famosas y asentadas», después de haber estudiado sin mucho interés gramática latina hasta que quedó huérfano, lo que aprovechó: «Y luego que se vio libre y sin obediencia, se deshizo de Antonio de Nebrija», que para entonces, tres siglos después, todavía era de obligado estudio en las aulas.

[Calle Libreros (Rúa Nueva)]

FACULTAD DE FILOLOGÍA

/ FACVLTAS PHILOLOGIÆ

La Facultad de Filología es uno de los lugares que mejor muestran la vigencia del legado de Nebrija en la Universidad de Salamanca. Aunque no es el lugar exacto donde él daba clase, sí lo hizo en otro de los lados de la actual plaza, en las Escuelas Mayores, a las que entraba por la puerta que da a la catedral y que, después de bastantes reformas, es visible desde las escaleras de Anaya. Es el antiguo Colegio de San Bartolomé, un espléndido edificio neoclásico del XVIII, erigido como un templo grecorromano de la inteligencia, en una línea que, tres siglos después, seguía siendo nebrisense. Conocido como Palacio de Anaya, su claustro imita en cuadrado el patio circular del Palacio de Carlos V en la Alhambra. Con una distribución simbólica que recuerda a Nebrija, alberga el Departamento de Clásicas y los de Español (lengua y literatura). Los de lenguas modernas están en la Hospedería anexa, de estilo churrigueresco. El edificio Juan del Enzina (Anayita) ofrece a estudiantes de todo el mundo un moderno interior, funcionalmente geométrico.

[Plaza de Anaya / Palacio de Anaya / Hospedería de Anaya]

INQUISICIÓN

/ SANCTA INQVISITIO

Nadie estaba libre de vivir bajo sospecha de ser investigado por aquel brazo teológico, que en Salamanca tuvo una fuerte vinculación con el convento dominico de San Esteban. El propio Nebrija fue víctima, en Sevilla, de un proceso por algunas interpretaciones suyas de las Sagradas Escrituras, que quedó en nada. Andaba entre la protección del franciscano Cisneros y la inquina del dominico fray Diego de Deza, inquisidor general y antiguo compañero suyo en el Claustro salmantino. La Universidad de Salamanca era un campo de batalla más entre diversas órdenes religiosas —dominicos, franciscanos, agustinos…— por la primacía teológica, la pugna entre los principios escolásticos tradicionales y los humanistas del Renacimiento y, sobre todo, el poder y las cátedras en el Estudio. Bien supo de esas persecuciones quien había sido maestro de Ética del estudiante Nebrija, Pedro de Osma, que vio arder los ejemplares de un libro suyo en hoguera en el Patio de Escuelas en 1479, ceremonia que no pudo eludir Nebrija, obligado por su condición de claustral. Algunas décadas después sería fray Luis de León quien se las vería con el Santo Oficio.

[Plaza San Esteban / Iglesia de San Esteban / Convento de San Esteban / PP. Dominicos]

EL MEDALLÓN DE LA PLAZA MAYOR

/ EFFIGIES NEBRISSENSIS IN FORO

En 1992 se celebró el quinto centenario de las obras mayores de Nebrija: la Gramática y el Diccionario latino-español. La Universidad de Salamanca lo festejó con un coloquio internacional. El Ayuntamiento concedió a Nebrija su honor máximo: un medallón en la galería de ilustres de la plaza Mayor. Los escritores que lo acompañan (Cervantes, santa Teresa, san Juan de la Cruz) apuntan al lado creativo de la profesión universitaria. Lo escoltan Unamuno y fray Luis, colegas suyos en las cátedras de letras, con trayectorias igualmente agridulces. Enfrente tiene a Isabel y Fernando, sus protectores. Un joven escultor, Óscar Alvariño, que ya había realizado el de Unamuno, talló in situ, en ochenta centímetros, un Nebrija insólito: sus ropajes académicos se transmutan para otorgarle una actitud heroica. Como los guerreros que tiene cerca (lord Wellington o el Charro), Nebrija, el «combatiente contra la barbarie», presenta la determinación y la mirada resuelta de los que cambian el mundo.

[Plaza Mayor]

CENTRO INTERNACIONAL DEL ESPAÑOL

/ CENTRVM INTERNATIONALE LINGVÆ HISPANICÆ

El Centro Internacional del Español recupera el edificio neorrenacentista del Banco de España, levantado entre 1936 y 1940, con torres que recuerdan al cercano Palacio de Monterrey. Al reformarlo, la Universidad de Salamanca pone en el centro de la ciudad y en pleno siglo XXI las líneas de investigación que abrió nuestro humanista. No es casual que albergue la Cátedra de Altos Estudios del Español Elio Antonio de Nebrija. La intervención ha creado un espacio tan funcional como espectacular: el patio con lucernarias, una sala de exposiciones en la cámara acorazada, otra en uno de los torreones, una nueva calle peatonal… Enfrente, «mirándolo», se encuentra la estatua de Carmen Martín Gaite, que nació y vivió en esta plaza. La magistral escritora, alumna de ilustres lingüistas y enamorada de nuestro idioma, estudió Letras en Anaya. También anotó una crítica que algunos le hacían a mediados del siglo XX: «Mujer que sabe latín no puede tener buen fin». Un aviso que ella contradijo brillantemente con su obra.

[Plaza de los Bandos / Calle Zamora]